Santiago de Churruca y Plaza es hijo de diplomático. Sus primeros años estuvieron marcados por los cambios de ambiente, educación e idioma al trasladarse de un país a otro. Tras terminar sus estudios de Derecho, se decidió a seguir los pasos de su padre, dedicándose también a la diplomacia. Tras veinte años en la casa paterna, base de estudio y de participación, en alguna manera menor, en el Servicio Exterior, su propia vida profesional en este campo ha durado 42 años hasta su jubilación en 1991. Ha estado destinado en países de muy diversa cultura con puestos de diferente envergadura, básicamente en las Américas y en Europa Occidental (y en Jerusalén, que él siempre quiere poner como un hito aparte). Su percepción de la situación política-económica-social de los mismos contrasta con las impresiones más pintorescas de su infancia, a lo largo de una vida de constante cambio y adaptación. Ha cosechado en tantos años numerosas condecoraciones.