Letanía atribulada de un párroco

“Te suplico Señor que la voz impía de mi oración, llena de cólera, se despose con el silencio de los cementerios. Que sea sacrificada porque es una injuria a la alegría de tu reino. Que ella pueda llevarnos día y noche y mantenernos despiertos”. Para más señas: Réginald Gaillard, La partitura interior (Madrid 2019).